Interferir en el parto afecta a la lactancia

Cuando pensamos en una intervención médica, cualquiera de nosotros piensa “salva vidas”; pero cuando esas intervenciones las relacionamos con el parto, la cosa cambia. Claro que en alguna ocasión la intervención médica puede salvar la vida del RN o la vida de la madre o ambas, pero durante muchos años las intervenciones médicas en un proceso natural y fisiológico como es el parto han causado mucho daño tanto a madres como a bebés.
En los hospitales sucede, demasiado a menudo, que no se respeta el ritmo de la mujer, el ritmo y tempo del parto. La presión asistencial y las rutinas, llevan a intervenciones cuyo único objeto es acelerar el parto, acortar su tiempo o evitar posibles complicaciones como que el parto se detenga, algo que ocurre fácilmente cuando no se cuida el ambiente que rodea a la mujer.
Partos programados, inducidos y acelerados artificialmente o cesáreas urgentes que suceden sin trabajo de parto previo, hacen que, en algunas ocasiones, el nuevo ser que está a punto de nacer no esté bien preparado para la vida extrauterina, su adaptación a ella es más lenta y pueden presentar distress respiratorio inmediato al nacimiento.
Esta situación suele ser transitoria, pero requiere el ingreso del RN en la unidad neonatal para aplicarle soporte respiratorio, y esto supone la separación de la madre y el bebé en esas primeras horas tan cruciales para el establecimiento del vínculo y para el aprendizaje del amamantamiento. Además estos bebés recibirán, salvo que se disponga de leche de madre donada, fórmula artificial como primer alimento.
Estos pequeños requieren un tiempo para recuperarse del parto y adaptarse a la vida extrauterina, a veces son horas, otras veces son días; durante ese tiempo pueden tener dificultades para buscar y agarrarse al pecho.
Evitar las tetinas y utilizar métodos alternativos para la suplementación puede marcar la diferencia en el éxito del amamantamiento. En las tomas que no estén los padres se pueden ofrecer los suplementos, o la leche que la madre se haya extraído, con jeringa o cuchara y en las tomas que estén los padres puede utilizar el método dedo-sonda.
Consiste en conectar una jeringa con leche a una sonda y esta sujetarla a lo largo de un dedo, con ese dedo el padre o la madre estimulará la apretura de la boca del bebé para provocar el reflejo de búsqueda, cuando tenga la boca abierta se introducirá el dedo suavemente, con la yema hacia arriba, hasta el punto donde se separa el paladar duro del paladar blando, ese es el punto que al ser estimulado desencadena la succión del bebé.
Estaremos atentos en todo momento a los gestos faciales del bebé que nos indicarán si la alimentación con este método es placentera o no, en ese caso iremos más despacio respetando el ritmo y las señales del bebé.
Los padres perciben este método de alimentación como un método transitorio que le da tiempo al bebé a recuperarse físicamente del parto y recuperar los reflejos necesarios para el amamantamiento, más que como un problema de lactancia.
Durante este tiempo es importante informar y apoyar a la madre para que inicie la extracción de leche lo antes posible tras el parto y la mantenga hasta que su bebé esté preparado para mamar de nuevo.
La participación de los padres en la alimentación de sus hijos e hijas es crucial para el adecuado establecimiento del vínculo y para el éxito en el amamantamiento.