Consulta y formación en lactancia

Carmen madre de Lourdes, bebé gran prematuro.

Carmen madre de Lourdes, bebé gran prematuro.

Dí a luz un viernes a las 2:03 am a mi princesa que pesó 800 gr y nació en la semana 25 de gestación. Así que ya podéis imaginar el miedo, el parto fue muy duro.

A las 5 de la mañana me subieron a planta y ya en mi cabeza además de a mi hija, tenía la obsesión de la subida de la leche, que era lo único que yo pensaba que podía hacer por mi hija en ese momento (ahora se que podía hacer mas cosas pero en ese momento no piensas en otra cosa) y mi preocupación era la subida de la leche, pero sin succión tenía mis dudas.

En la planta, por parte de las enfermeras, me dieron un tríptico explicando la manera de hacer la extracción manual, por su parte nada más, y mira que insistía cada vez que entraba una. Mírate el tríptico, era su contestación.

Llamada a las amigas para pedir un sacaleches, me junté con tres, he de decir que soy madre de cinco hijos más, a los que les he dado pecho, pero nunca me había encontrado en esta situación y no había usado uno. Y el que había en planta siempre estaba ocupado. Probé con todos y ni una sola gota, y mira que me lo ponía cada tres horas, incluida la noche.

El sábado por fin puede bajar a ver a mi hija, y la enfermera me preguntó que tal iba con la leche, – !!!!pues mal!!! fue mi respuesta, ella me dijo que no me agobiara, que siguiera con la estimulación cada tres horas que lo conseguiría y que el lunes preguntara por una de las consultoras (IBCLC) que hay en neonatos, que me orientaría.

Llegó el lunes y la ginecóloga que me dio el alta, me machacó psicológicamente, hasta ese día no había conseguido ni una sola gota de leche, me dijo que me quitara el camisón y empezó a estrujar el pecho, ni os imagináis el dolor que pude sentir, ella me decía que tenía que dolerme para saber que lo estaba haciendo bien, con sus apretujones consiguió un brillo en la punta pero nada más, y me dijo que eso era lo que tenía que hacer cada tres horas para conseguir algo, y empezó con una charla psicológica, sobre que no pasaba nada por no tener leche, que me centrara en lo importante que era, que mi hija estaba viva, que la lactancia era secundaria en estas condiciones.

Ahora lo pienso y puede que tuviera razón, pero en ese momento al dolor físico le tenía que sumar el dolor emocional de asumir que no podría darle ni una gota de leche a mi hija. No podía tocarla, ni olerla, ni besarla, ni sentirla, ni cambiar un pañal, nada, lo único que podía hacer era sacar unas gotas de leche, y la ginecóloga me lo tiro por tierra.

Bajé a ver a mi hija, y la enfermera me preguntó de nuevo que cómo iba con la leche, que los médicos habían decidido empezar con la alimentación, y le conté lo que me acababa de pasar, me dijo que me tranquilizara y llamó a otra compañera, por fin llegó mi salvación, la Consultora de lactancia que me supo construir todo lo que acaban de derrumbar.

Me enseñó cómo hacer la estimulación manual sin dolor, y me animó a no tirar la toalla y consiguió que saliera una gota de leche, ya podéis imaginar lo que lloré al verla. Me dio dos jeringuillas de 1cc y me dijo que recogiera cada gota, que todo se aprovecharía, que me siguiera estimulando cada tres horas.

Fueron pasando los días y fui extrayendo gota a gota literal, porque llenar una jeringuilla era misión imposible, creo que tardé una semana en conseguir 1cc. Había momentos en los que quise tirar la toalla pero mi marido me animó y me dijo algo que aun hoy me sigue animando a continuar, aunque sólo consiguiese una de las tomas del día debería de sentirme orgullosa por ello y así lo hice.

Llegó la ansiada escuela de padres que hay en el hospital, y la sesión de lactancia donde además de tener la orientación necesaria, estabas con mujeres que pasaban por la misma situación o parecida, consejos muy buenos para seguir adelante con la lactancia. vamos lo que tendría que haber oído el primer día. Poco a poco fue aumentando la producción de leche, no he conseguido más de 50 cc, pero eso ya si que es secundario, a día de hoy nueve meses después, seguimos con lactancia materna exclusiva a demanda, cada dos horas, y se le han olvidado los biberones.

¿Habría estado dispuesta a pagar por recibir ayuda??? sí y mil veces sí. El apoyo para animar a no tirar la toalla es imprescindible. Para una madre en circunstancias similares, el apoyo es imprescindible. Entiendo perfectamente a todas las madres que tiran la toalla y más si no han recibido el apoyo necesario por parte de los médicos y por parte de la familia.

Carmen Limón

Carmen Limón
Madre de María Lourdes, prematura

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prematuro

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